Las necesidades de la piel cambian conforme cumplimos años. Saber cuidarla según las características de cada edad es vital para conservar un aspecto sano y luminoso. No se trata únicamente de hacer uso de la mejor crema o tratamiento para cada edad, sino también de adaptar nuestra rutina de belleza a las necesidades que va requiriendo la dermis en cada etapa de la vida.
PRINCIPALES ENEMIGOS A TUS TREINTA:
* El empeoramiento de la microcirculación cutánea, que sin la atención y los cuidados necesarios, resta luminosidad al rostro, y da lugar a la aparición de bolsas y ojeras, así como líneas de expresión en ojos y boca.
* La aparición de las primeras manchas y arrugas de expresión, así como el tono apagado de la piel a consecuencia de un cansancio más pronunciado.
* Las prisas, aceleración y estrés propios de la falta de conciliación familiar, que perjudica la salud y la importancia de mantener la fortaleza cardiovascular que evita el deterioro físico normal de esta etapa de la vida.
* Una dieta inadecuada, sin la ingesta suficiente de vitaminas y antioxidante.
* El abuso de sustancias tóxicas como el tabaco o el alcohol.
* Una vida o trabajo sedentario, que propicie malas posturas, de largos periodos de tiempo sin movimiento durante el día, lo que puede combatirse con ejercicios de estiramiento o pequeños paseos en las pausas reglamentarias.
* Ha comenzado la pérdida de colágeno, componente esencial para la tersura de la piel y que puede contrarestarse con nutrición específica y tratamientos estéticos especializados.
RUTINAS PRINCIPALES PARA ESTA EDAD:
a) La doble limpieza con dos productos, uno de base oleosa y otro de base acuosa, al menos una vez al día, que ayuden a limpiar la piel, retirar las células muertas y también a mejorar la textura, aumentando la eficacia de las cremas que se aplican después.
b) Doble protección también, de la piel frente al sol con fotoprotección con SPF suficiente según el tipo de piel, todos los días y durante todo el año, y de la piel frente a las agresiones externas y radicales libres originados por contaminación y estrés, en este caso gracias al uso de cremas hidratantes completas que contengan vitamina E y té verde. Son de las mejores medidas antiaging.
c) Nutrir la piel con vitamina C cada mañana, que actuará como antioxidante evitando el envejecimiento de las células.
d) Aplicar por la noche cremas con ácido glicólico, ayuda a dar luz a la tez y a evitar los puntos negros.
e) Especial atención al contorno de ojos: elegir una textura ligera y aplicarla con un masaje suave en toda la zona, desde la sien hasta el lagrimal. Activará la circulación y las posibles bolsas se descongestionan.
f) Tener una rutina de exfoliación de un mínimo de dos veces en semana, o una si tu piel es sensible. Lograrás un recambio celular y un mucho mejor tono retirando las células muertas.
g) Emplear una mascarilla una vez a la semana, nutritiva y que favorezca la elasticidad si la piel es seca, y detox, de arcilla o purificante si existe tendencia al acné o es una piel grasa.
h) Sumar a tus cosméticos diarios un serum, con las características más apropiadas según las necesidades de tu piel: existen para dar luminosidad, como aliado frente a las arrugas, de refuerzo de hidratación, e incluso los que ayudan a difuminar las manchas.
i) Hidratar el cuerpo a diario para combatir de la sequedad. El momento ideal es después de la ducha y haciendo uso siempre de una buena crema hidratante y adaptada a nuestra piel.
j) Incluir en la alimentación con cierta frecuencia zumos verdes, cítricos, jengibre, manzanas, fresas, frambuesas y frutos rojos. Contienen vitaminas, especialmente C, flavonoides y antioxidantes, sustancias que frenan el envejecimiento prematuro y favorecen la formación de colágeno en la piel.
ERRORES MÁS FRECUENTES:
1. Una mala elección de los cosméticos: al notar con más claridad los primeros signos de envejecimiento existe una tendencia a un excesivo cuidado en forma de productos antiedad más apropiados para pieles más maduras, con un aporte de grasa mayor del que se requiere. De ahí que el uso de serums sea altamente recomendado (aportan hidratación gracias a la retención de agua y no de grasa).
2. Tomar excesivamente el sol: la moda de la piel altamente bronceada conlleva una exposición sin el fotoprotector adecuado y en horas más nocivas.
3. Rutinas desordenadas o incompletas: bien porque no se han incluido aún en el proceso de cuidados ni cosméticos con activos antioxidantes, contorno de ojos o mascarilla semanal o bien porque la rutina de limpieza de la piel no es diaria o constante.
4. Demasiadas exfoliaciones: un abuso del uso de productos que eliminan células muertas buscando mayor luminosidad rompe en ocasiones la capa protectora de la piel, quedando ésta desprotegida y con tendencia a la irritación. Tampoco es conveniente no exfoliar en verano por una falsa creencia de que esto evitará perder bronceado. En el equilibrio está la virtud.
5. No saber qué tipo de piel tenemos: ello tiene como consecuencia la utilización de cosmética que no es la idónea para nuestro rostro. La consulta al médico o a clínicas especializadas te permitirá recibir la orientación que necesitas sobre ello.
En resumen, en esta década comienzan a aparecer los primeros signos de envejecimiento, ya que nuestra piel pierde la capacidad de generar colágeno de mismo modo que en años anteriores; por ello debes concederle mucho protagonismo a las rutinas de belleza y las recomendaciones principales que hemos destacado en este artículo.
No hay que olvidar que también es una época brillante, y un momento en que la piel se encuentra en un estado excepcional puesto que por norma general ha abandonado la época del acné y aún no han comenzado a aparecer las posibles manchas producidas por el sol. Por todas estas razones, mantenerla hidratada, protegida y cuidada te permitirán cumplir años retrasando las señales de la edad.
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