Todas las personas, de la edad y género que sea, en determinados momentos de su vida, e independientemente de si realizan deporte o no, pueden sufrir, por razones muy diferentes, una separación de los rectos abdominales, también conocida como diástasis abdominal.
En el caso de este artículo, esta disfunción se origina con frecuencia en mujeres a raíz de un acontecimiento crucial en sus vidas: el embarazo (con mayor predisposición a padecerla aquellas mujeres que hayan tenido embarazos con un bebé de gran peso, gemelares o múltiples, así como aquellas que no hayan ejercitado con deporte los músculos abdominales). Si sientes que tus rectos del abdomen están más separados de lo normal, tienes una tripa abombada que no desaparece con el tiempo o haciendo dieta, o al realizar un esfuerzo notas que algo sale hacia fuera en la zona del ombligo, éste es el blog que estabas buscando.
DEFINICIÓN
La diástasis abdominal es un problema funcional y estético que consiste en la separación y debilidad de los músculos rectos del abdomen como secuela del daño que se produce en el tejido conectivo que los mantiene unidos entre sí, y al mismo tiempo a la línea media del cuerpo (línea alba). Ocurre porque los músculos responsables de nuestros abdominales se separan por el debilitamiento que presentan los tejidos ante una situación como es el enorme aumento del volumen de esa zona debido a un embarazo.
¿QUÉ OTROS ORÍGENES TIENE?
- Aumento de peso: los incrementos severos de presión en la región abdominal desencadenados por un aumento del peso corporal puede dar lugar a que la línea alba se lesione al no sostener esa tensión a la que se ve sometida.
- El parto: no es únicamente el embarazo el que puede provocar la separación de los rectos del abdomen. Existen partos muy complicados, con muchas horas de empuje, capaces de dañar este tejido. Tampoco las cesáreas son garantía para evitar la diástasis abdominal.
- Ejercicios abdominales: cuando se entrenan los músculos adscritos a los rectos del abdomen, se aumenta la presión en el interior del compartimento abdominal, igual que ocurre cuando se realizan grandes esfuerzos físicos mantenidos o continuos, como en los deportes o trabajos relacionados con cargar pesos elevados.
¿CÓMO PODEMOS PREVENIRLA?
- Teniendo un abdomen con tono muscular previo a quedar embarazada.
- Intentando no aumentar de peso más allá de lo recomendado por los médicos.
- Evitando levantar objetos muy pesados.
- Realizando ejercicios para fortalecer toda la faja lumbopélvica.
- Practicando una buena postura corporal.
- Apoyando correctamente la espalda al estar sentada.
¿CUÁLES SON SUS SÍNTOMAS?
Los músculos del estómago separados suelen ser indoloros y en ocasiones no presentan síntomas. No obstante, determinadas personas presentan problemas que pueden estar relacionados:
- Separación del músculo recto abdominal que es visible y se siente al tocar el estómago.
- Sensación de debilidad en la sección media.
- Dificultad para realizar ciertas actividades.
- Vientre de aspecto flácido y descolgado (la pared abdominal no es capaz de contener las vísceras y éstas sobresalen hacia el exterior creando un abultamiento).
- Incontinencia urinaria.
- Los proplapsos.
- Dolor pélvico, lumbar o de cadera.
- Mala estabilización del centro corporal, lo que repercute directamente en el mantenimiento de la postura.
- Dolores de espalda.
- Problemas digestivos como malas digestiones, gases o estreñimiento.
- Posibilidad de herniación de las vísceras abdominales.
¿CÓMO PUEDE DIAGNOSTICARSE?
Se puede intuir mediante sólo la visualización pero es la valoración manual, por parte de un fisioterapeuta o especialista médico, a través de la exploración física y la palpación del abdomen, la que puede corroborar la disfunción; el diagnóstico puede confirmarse realizando una ecografía de la pared abdominal.
Si entre estos dos músculos existe una separación de más de dos dedos, o lo que es lo mismo 2,5 cm, podemos decir que existe una diástasis de rectos.
¿QUÉ POSIBLES TRATAMIENTOS TIENE?
Si tras haber realizado los ejercicios de fisioterapia recomendados, especialmente hipopresivos, y haber intentado tonificar la musculatura durante el primer año, sin el resultado deseado, la solución más adecuada es la intervención quirúrgica, operación denominada abdominoplastia, la única capaz de tratar el tejido conectivo que existe entre los músculos, y que por mucho que se entrene, no se fortalece ni encoge, ya que no es músculo.
La abdominoplastia retira la piel y el exceso de grasa y lleva a cabo una plicatura de los músculos rectos abdominales para unirlos de nuevo en el centro del abdomen. Se debe recurrir a ella siempre que no exista intención de un nuevo embarazo. La cirugía requiere una noche de ingreso hospitalario, y un postoperatorio cuidadoso, con el estricto reposo recomendado para que todo cicatrice correctamente.
OTRAS RECOMENDACIONES
Además de acudir un profesional, que analice tu caso y establezca un programa especialmente adaptado a tus necesidades personales, existen otras recomendaciones importantes. Algunas te ayudarán a revertir o mejorar el problema, y otras a evitar aumentar esa separación de tus rectos abdominales.
- No realizar abdominales tradicionales.
- Tonifica el músculo transverso.
- Evitar el estreñimiento.
- Esperar un tiempo prudencial entre embarazos.
- Practicar gimnasia hipopresiva.
- Probar la electroestimulación.
- Usar fajas específicas para diástasis abdominal.
La diástasis de rectos se puede mejorar con tratamientos no quirúrgicos específicos, pero la recuperación completa y la vuelta a la posición y aspecto inicial es muy complicado de conseguir sin cirugía. El éxito del proceso dependerá además de la distancia de separación, tanto en anchura como profundidad, que se haya producido entre tus músculos.
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